jueves, 5 de mayo de 2016

New York Cheesecake (tarta de queso)

Hola a todos y bienvenidos de nuevo!

Hoy es un día muy especial. ¿Por qué? Pues porque hoy os traigo la receta de mi postre favorito. Y cuando digo mi postre favorito lo digo en mayúsculas: FAVORITO. Se trata de mi receta de New York Cheesecake o tarta de queso estilo "New York". Os puedo asegurar que esta receta es fruto de muchas, muchas, muchísimas intentonas y de mucho probar intentando encontrar el sabor, pero sobre todo, la textura perfecta, por lo que también os puedo asegurar que es la mejor tarta de queso que podéis comer. Toda una declaración de intenciones, ¿verdad? ;)


La tarta de queso se ha convertido en uno de los postres de esos que llamamos "omnipresentes", es decir, un postre que siempre aparece en cualquier carta de postres que se precie. Sin embargo, en mi opinión, no hay dos tartas de queso iguales. Unas se hacen con queso crema, otras con queso fresco de burgos. Las hay que usan quesitos en porciones, y hasta algunas que usan queso manchego. Las tenemos horneadas, las tenemos cuajadas con gelatina o con sobres de cuajada, con mucho y con poco queso, y esas que se acercan más a una mousse de queso que a otra cosa. En definitiva, hay recetas para aburrir. Precisamente por este motivo, hace un par de años, y pensando en que no había encontrado una receta que me convenciese del todo (¡qué le vamos a hacer!), me propuse un reto: encontrar la receta de tarta de queso perfecta. Esa donde el sabor a queso fuera el protagonista, densa y con una textura cremosa que se derritiese en la boca al comerla (¡fuera tartas de queso correosas y con textura de goma!). Y la pregunta ahora es: ¿La he encontrado? Puedo decir que sí. Y no solo lo digo yo, os lo puedo asegurar. Todas las personas que han probado esta receta se han quedado impresionados y con ganas de más. ¿Suena bien, no? Pues, ¡ea¡, a apuntar los ingredientes ahora mismo. ;)



 NEW YORK CHEESECAKE



 INGREDIENTES:

- 1.200 gr. de queso crema (tipo Philadelphia)
- 350 gr. de azúcar blanco
- 4 huevos grandes (L)
- 200 ml. de créme frâiche, nata fresca o crema agria *
- 2 cucharaditas de vainilla (pasta o extracto)
- 1 pellizco de sal

- Para la base de galleta:
     - 12-14 galletas tipo "digestive"
     - 50 gr. de mantequilla sin sal derretida
     - 20 gr. de azúcar blanco (opcional)

* Por si acaso no tenemos o no encontramos la nata fresca o créme frâiche (normalmente se encuentra en la zona de yogures y mantequillas), se puede hacer de una forma muy sencilla. Para ello mezclamos 200 ml. de nata para montar con 3 ó 4 cucharadas soperas de zumo de limón. Cuando agreguemos el zumo a la nata, veremos que comienza a espesar y adquiere la textura espesa y cremosa de un yogur tipo griego. Reservamos cubierto con film transparente en la nevera hasta la hora de utilizar.


ELABORACIÓN:

1.- Precalentamos el horno a 180 ºC, calor arriba y abajo, media altura y sin ventilador. En primer lugar vamos a preparar la base de galleta. Para ello, vamos triturar las galletas tipo "digestive". Este paso se puede hacer en una picadora, en un mortero o poniendo las galletas en una bolsa de congelación para triturarlas con un rodillo. Lo que buscamos es que estén muy bien trituradas. El método que usemos, bueno, cada maestrillo... Ya sabéis como sigue. ;)


2.- En un cuenco o bol, añadimos las galletas trituradas, la mantequilla derretida y un par de cucharadas de azúcar (opcionales. Solo si queremos que la base de galleta esté más dulce). Mezclamos todo hasta que adquiera la consistencia de arena de playa húmeda. Traspasamos la mezcla al molde y, con la ayuda de las manos (la mejor herramienta del cocinero) la vamos a extender por toda la base del molde, subiendo un poco por las paredes del molde. Metemos en el horno durante unos 5-8 minutos o hasta que la base esté dorada.


* TIP: el molde que uso es de metal, redondo, desmoldable y de 20 cm de diámetro. Os aconsejo que, antes de hornear la tarta, cubráis la base y los lados del molde con papel de aluminio. Al tratarse de un molde desmoldable, así evitaremos posibles escapes o que entre agua dentro de la tarta, ya que vamos a hornearla al baño maría.


3.- Mientras la base se enfría, vamos a preparar la crema de queso. En un bol grande (el más grande que tengáis, ya que es mucha cantidad de queso) añadimos el queso crema a temperatura ambiente. Con la ayuda de una espátula de goma o una cuchara de madera, batimos un poco hasta que el queso esté cremoso. Añadimos el azúcar blanco y mezclamos durante 2-3 minutos con la espátula hasta que esté bien integrado.


4.- Añadimos los huevos (que tendremos a temperatura ambiente) uno a uno, es decir, hasta que no se integre uno no añadimos el otro. Cuando estén todos los huevos integrados, añadimos la nata fresca, la sal y el extracto o pasta de vainilla. Mezclamos brevemente hasta que esté todo incorporado.


5.- Traspasamos la mezcla de queso al molde. Aplanamos la parte de arriba con una cuchara o espátula e introducimos en el horno. Para obtener la textura correcta, el horneado se hará de la siguiente manera:
  • Vamos a hornear la tarta al baño maría. De esta manera conseguimos que la tarta no pierda humedad durante el horneado y no quede seca. Para ello, cuando pongamos la tarta en la bandeja del horno, vamos a verter (con ayuda de una jarra) alrededor de 1 cm de agua caliente en la bandeja.
  • Horneamos la tarta a 180º C durante unos 35-40 min.
  • Bajamos la temperatura a 150º C y horneamos durante 20-25 minutos más. 

*TIP: Para comprobar que la tarta esté bien hecha agitamos un poco el molde. Debe estar cuajada por los bordes pero el centro tiene que estar un pelín húmedo con la pinta de estar poco cuajado. No la dejéis más tiempo o no nos quedará cremosa, ya que, conforme se enfríe, se asentará y cogerá la textura adecuada.


6.- Al sacar del horno, pasamos un cuchillo fino por los bordes para despegar la tarta y que no tengamos problemas al desmoldarla. Dejamos enfriar a temperatura ambiente durante un par de horas. Traspasamos a la nevera y dejamos enfriar y reposar un mínimo de 6 a 8 horas o hasta la hora de servir (al día siguiente está más buena todavía. Hacedme caso y hacedla, si podéis, el dia de antes).  Desmoldamos y servimos.


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Y ya tenemos listo este delicioso New York Cheesecake. Me hace mucha ilusión compartir esta receta con vosotros porque, como os he dicho antes, ha costado tiempo y esfuerzo dar con las cantidades y el tiempo de horneado idóneos para conseguir la textura perfecta. Podéis servirla acompañada de frutos rojos, mermelada de fresa (o de la fruta que queráis) o con un coulis o salsa de frutos rojos (como el que podéis encontrar aquí). !Hasta sola está buena¡ En mi caso, uso un molde pequeño porque me gusta que quede muy alta, pero podéis usar cualquier molde del estilo y os quedará deliciosa (siempre que sea desmoldable, claro). Así que, ya sabéis, si sois amantes de las tartas de queso y queréis sorprender en vuestra próxima cena o comida, atrevéos a hacer esta tarta y no os arrepentiréis. ;)

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Un saludo, hasta la próxima receta y... BON APPÉTIT!! :D



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