La cosa va de Italia: PIZZA!! ¿Qué hay más delicioso que la pizza? ¿Y qué hay más delicioso y satisfactorio que una pizza hecha con masa casera en casa? En mi opinión, pocas cosas. Bueno, o quizás sí. La cuestión es que la pizza se ha convertido en uno de los platos más
internacionales, que más se piden a domicilio y que más gustan entre pequeños, medianos, grandes y extra grandes. Echémos un vistado al origen de este plato italiano que, al menos en mi casa, siempre está presente en el menú semanal.
HISTORIA DE LA PIZZA
La pizza, como todos sabemos, se trata de un pan plano que se cubre con diferentes ingredientes y se hornea hasta que está dorada y bien cocida. La idea de este pan plano se remonta a las civilizaciones antiguas, como por ejemplo la Grecia Antigua, donde comían una especia de pan plano cubierto de hierbas y especias llamado plakuntos. Sí, es verdad que este pan está más bien lejos de nuestras pepperoni, hawaiiana o carbonara. Es lo que tiene la historia, que los platos suelen cambiar con los años.
Es Nápoles donde parece ser que podemos encontrar el origen de lo que conocemos ahora como pizza. Se trataba de un alimento muy humilde, y muy lejos también de esas pizzas que comemos ahora y a las que les echan (y echamos) tres kilos de toppings. Los puristas napolitanos defienden que las pizzas no deben estar cargadas de ingredientes (tss! ¡qué valor!), y que solo hay dos pizzas que se deben servir: la marinara (cubierta de tomate y albahaca) y la margherita (a la que también se le añade queso mozarella).
Desde entonces, la pizza ha evolucionado de manera gigante, y hay cientos de variantes de la misma. Masa fina, masa gruesa, masa muuuuy gruesa al estilo americano, calzone, stromboli, sin borde, borde grueso, borde relleno, y un largo etcétera pero que, en esencia, todos son pizza. y, ¡para qué engañarnos!, están todas de vicio.
Con la receta que os traigo hoy obtendremos una masa de pizza que nunca falla y a la que podéis acudir cada vez que os apetezca. Más adelante os mostraré cómo hacer otros tipos de masas de pizza, pero para empezar aquí tenéis una que es muy fácil de hacer. Si bien es verdad que, a primera vista, puede parecer un proceso un tanto difícil. ¡Ay! ¡Cuántos prejuicios! Y es que debéis saber que realmente NO es difícil. Simplemente hay que seguir unos cuantos pasos básicos ya que usamos levadura de panadería (no química como en los bizcochos y magdalenas), así que debe fermentar y subir de volumen. Esto será lo que le de esponjosidad a la masa de pizza y también un sabor espectacular. Pero os puedo asegurar que si seguís los pasos que os indico en este post, os saldrá perfecta cada vez que la hagáis. Además simplemente hacen falta unos pocos ingredientes que seguro que ya tenéis en vuestra cocina. ¡Y sin necesidad de amasadora!
Así que fuera miedos y... ¡MANOS A LA MASA!
MASA DE PIZZA CASERA
INGREDIENTES (2 pizzas medianas):
- 500 gr de harina de trigo normal o de fuerza.
- 325 ml de agua (40-50 grados).
- Levadura de panadería (1 sobre o 1 bloque de los de la zona de refrigerados).
- 1/2 cucharada de azúcar.
- 2 cucharaditas pequeñas de sal.
- 2 cucharadas de aceite de oliva.
PREPARACIÓN:
1.-
En un recipiente añadir el agua. El agua tiene que estar a 45 grados,
es decir, caliente pero sin quemar. al tocarla con el dedo. Añadir el
sobre de levadura de
panadería o desmigar el bloque de levadura fresca y añadir el azúcar. El
agua caliente hará que la levadura se active y haga que suba la masa,
y el azúcar alimenta la levadura (la levadura es un producto
vivo). Esperar un par de minutos hasta que empiece a espumear en la
superficie como podéis ver en la imagen a continuación.
2.-
En un bol grande debéis añadir la harina y la sal. Remover para que se
mezclen ambos ingredientes. Posteriormente, añadir la mezcla de
levadura, agua y azúcar y las dos cucharadas de aceite. Con la ayuda de
un tenedor, remover mezclando los ingredientes hasta que forméis una
bola compacta.
3.- Poner la masa en una superficie enharinada y amasar. Y amasar. Y amasar y volver a amasar hasta que tengáis una masa suave y elástica. Este paso es importante. Hay que amasar alrededor de 10-12 minutos espolvoreando un pelín más harina (no en exceso u os quedaría una masa muy densa) si la masa se pone excesivamente pegajosa y se pega a las manos y a la mesa mientras amasamos. Cuando veáis que se vuelve más suave y elástica y mucho menos pegajosa que al principio, hay que transferirla a un bol limpio (o al mismo de antes) y untar la bola con aceite para que no se forme costra mientras fermente y suba.
4.- Cubrir el bol con film transparente o un paño de cocina limpio y
dejar reposar en un lugar cálido durante 1 hora o hasta que haya doblado
su volumen. En mi caso, me gusta dejarlo dentro del microondas o del horno
(apagados claro!!), ya que guarda mejor la temperatura.
Lo
único que tenéis que hacer es dividir la masa en 2 o 4 trozos iguales
(dependiendo de lo grande que quieras las pizzas) y estirarlos (a mano
si eres expert@ o con un rodillo) hasta alcance el grosor deseado. Si veis que os cuesta estirar la masa, dejar reposar durante unos minutos y podréis estirarla mejor. Poner
tomate, mozzarela o
los ingredientes que más os gusten y hornear durante 12-15 minutos más o
menos a 250 grados en la parte más baja del horno. No os asustéis por la
temperatura del horno. Debéis tener en cuenta que los hornos de piedra
de los restaurantes italianos alcanzan unas temperaturas de 400-500
grados. Sin embargo, si queréis cambiar un poco la presentación y no
hacer la típica pizza al uso, también la podéis
hacer enrollada y tendréis stromboli, ó doblarla por la mitad, sellar
los bordes y tendréis una calzone como hice yo. Si hacéis calzone o
stromboli debéis hornearla a media altura en el horno hasta que esté
doradita. Y lista! Ya tenéis vuestra pizza casera! Ya os digo que no os
va a defraudar, y si no, mirad las fotos! :P
Espero
que os guste y probéis a hacerla en casa ya que, os repito, no es nada
difícil y quedas muy bien con los tuyos en cualquier cena o evento. Así
que BON APPÉTIT!!! y hasta la próxima receta!!
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